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Basque Cycling Culture 2022

¡Topa! Brindis, en euskera, se asemeja mucho a la palabra "topper", que en holandés significa ‘una gran persona’. Ambas palabras se unieron con frecuencia durante el viaje de cinco días del Basque Cycling Culture. Un grupo de ciclistas holandeses que conocieron muchas de las cosas buenas que ofrece el País Vasco. Un grupo de grandes personas que iban creando recuerdos por el camino, consolidando esa experiencia con maravillosas comidas y buenos vinos. ¿Quién no brindaría por ello?
La Vuelta 2022 tuvo su inicio en los Países Bajos. Tres días de carrera en tierra holandesa y un millón de espectadores y aficionados a lo largo de la ruta. Etxeondo estuvo en Holanda para conectar con los aficionados holandeses al ciclismo y apoyar a sus equipos Euskaltel- Euskadi y Kern Pharma. Las llanuras, los canales de Ámsterdam y Utrecht, la infraestructura ciclista, las numerosas bicis urbanas y el amor por las carreras ciclistas; entiendes mejor a los holandeses cuando los visitas y pasas el rato con ellos. Y así pasó a la inversa, cuando los holandeses visitaron Euskadi y se sumergieron en la cultura vasca. Así nació el Basque Cycling Culture. Una docena de ciclistas holandeses vinieron desde los Países Bajos, acompañados por cuatro ciclistas vascos.
El Golfo de Vizcaya fue el telón de fondo de la primera etapa, una ruta impresionante que serpenteó a través de cimas costeras como Ibarrangelua, Itziar, Garate y Mendizorrotz hasta llegar a San Sebastián antes de girar hacia el interior, a Irura, para visitar la sede de Etxeondo. "Esto es como la ruta 101 en la costa de California", exclamó Flip. Las nuevas vistas trajeron nuevas emociones. Después de un acogedor almuerzo casero y una visita guiada por las instalaciones, el equipo, aún vestido de licra, se dirigió a Tolosa para pasar la noche, pero no antes de una cena tradicional vasca en una sidrería.
A continuación llegó la montaña, una etapa de 140 km hasta Pamplona con cuatro ascensiones categorizadas. El equipo comenzó con el puerto de Azpiroz, seguido del mítico Santuario de Aralar, un collado con una rica historia ciclista. La ayuda llegó de la mano de tres invitados inesperados; Usoa Ostolaza, del equipo femenino Laboral Kutxa, y los corredores del Euskaltel-Euskadi Peio Goikoetxea y Unai Iribar. Los tres marcaron el ritmo de los corredores en las subidas. Era curioso ver cómo la vestimenta de los ciclistas profesionales contrastaba con el uniforme del equipo BCC, con su culotte verde esmeralda y su maillot color pistacho. Pedaleando con estilo.
Al llegar a Pamplona los ciclistas retumbaron por la mítica calle Estafeta y su particular adoquinado. No como ansiosos toros corriendo, sino como ciclistas calmados y satisfechos por lo que acababan de conseguir. El apasionado al ciclismo y chef estelar Iñigo Lavado cogió al equipo por los cuernos, les puso a trabajar y juntos crearon una comida de alto nivel, celebrada en una sociedad del centro pamplonés. Rodar juntos, cocinar juntos, comer y beber juntos; las relaciones se forjaron dentro y fuera de la bicicleta.
El tercer día, la leyenda del ciclismo Miguel Indurain apareció por sorpresa y se colocó sin avisar en el punto de salida de Pamplona. A Erwin casi se le salen los ojos; su padre era un gran fan de Indurain en su día y ahora iba a poder rodar codo con codo con Miguel, el cinco veces ganador del Tour de Francia. No sólo Indurain se unió a los primeros 40 kilómetros de la carrera, sino también el joven y prometedor corredor Mikel Retegi, del equipo Lizarte Sub-23 de Pamplona. Pasado y futuro codo con codo.
El viento se levantó de camino al desierto de las Bardenas Reales, un escenario surrealista que recordó a Jeffrey el paisaje de Arizona. Aquí se rodaron escenas de Juego de Tronos. Durante estas carreteras de grava hubo una conducción con garra; los holandeses saben cómo manejar el viento, y el viento era fuerte. El pequeño pueblo de Castejón fue la siguiente parada.
El equipo visitó el taller de costura donde Etxeondo confecciona sus prendas desde 1976. El fundador y propietario de Etxeondo, Paco Rodrigo, nació en Castejón, y los lazos entre la empresa y los castejonenses son fuertes. Con el viento en contra, el equipo puso rumbo a La Rioja, la tierra del vino. Cerca de la meta, el grupo pasó por la hermosa ciudad de Laguardia, meta de la cuarta etapa de La Vuelta 2022 Vitoria/Gasteiz-Laguardia. La Bodega Luis Cañas fue el escenario de la última cena del equipo en el País Vasco. Un negocio familiar al igual que Etxeondo. La gastronomía local y los vinos de la zona fueron los protagonistas de esa cena ciclista. Un merecido festín antes de afrontar la última etapa del día siguiente camino de Bilbao.
En dos grupos con diferentes horarios de salida, el equipo dejó atrás la Rioja Alavesa para atravesar el Valle de Mena y llegar a Bilbao, la capital vizcaína, símbolo de cambio y modernización e imagen clave del País Vasco. El cansancio de los 650 kilómetros acumulados en cinco intensas pero inolvidables jornadas hizo aflorar la emoción y el entusiasmo. Con pintxos y bebidas en el estadio de San Mamés el recorrido puso su punto y final oficialmente. El lugar donde el Tour de Francia 2023 tendrá su Grand Départ fue la meta para los corredores del BCC.
Sin embargo, no existe la línea de meta. Siempre habrá un próximo viaje, otra aventura y nuevos amigos por hacer. Desde los Países Bajos hasta el País Vasco, un intercambio de culturas, ideas y hábitos, pero con un claro denominador común, una pasión sin igual por la bicicleta. Algo por lo que brindar, con un vino de txakoli de Zarautz, sidra fresca de Tolosa, o vino fino de la bodega Luis Cañas. ¡Salud! ¡Prost! Topa!

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